jueves, 10 de mayo de 2012

Miguitas de Tortilla y la Manzana Mágica



Pocas cosas en la vida son las que realmente disfrutamos, un vaso con agua fresco en una bochornosa tarde de 40°C, típicos de un verano en tierra regia; un rojo atardecer de otoño; reposar la cabeza en la almohada después de un muy “ajetreado” día; y sobre todo, que el aroma de tocino recién hecho lo despierte a uno por la mañana.

Pero, conforme va pasando el tiempo, cada vez pareciera que desaprendemos a disfrutar estos pequeños detalles que tanto gozamos.

Al regresar el tiempo a la niñez, muchos recuerdan su primaria y pre-escolar como algo bello  de años atrás, yo en lo personal, prefiero evitar la parte de escuela, mis calificaciones eran un dolor de cabeza para mi mamá, y la convivencia con mis compañeras, pues dejaba mucho que desear. No, yo disfrute todo lo demás, todo lo que no tenía nada, pero nada que ver con la escuela. Ver caricaturas y construir pequeñas casas de juguete con mi hermana, jugar Nintendo con mi papá, y sobre todo las Miguitas de Tortilla de mi mamá, sólo de pensarlo ya se me antojo. ¿Les comparto en antojo?

Miguitas de Tortilla de mi mamá:
1.       Hacer tortillas de maíz a mano. Sólo se ocupan tres recién hechas, pero nunca son suficientes tortillas.
2.       Tomar las tres mejores, que estén suaves y bien calientitas.
3.       Ponerlas en un plato hondo. De cereal está bien.
4.       Ponerle 2 cuadritos de mantequilla.
5.       Agregarle sal, preferentemente en grano.
6.       Amasarlas con los dedos, como en pellizcos. Hacerlo hasta que queden bien incorporadas con los ingredientes y en pedazos pequeños.
7.       Tomar una pizca de la mezcla con los dedos y depositarlo en la boca.
8.       Saborear y repetir el paso 7 hasta que se vacíe el plato.

Eso es un deleite. Quizá es algo muy sencillo, pero algo que mi mamá siempre me ha preparado con altas dosis de cariño y amor, creo que eso es lo que hacía que algo tan simple y sencillo tuviera un sabor tan espectacular.

De todas las cosas que he aprendido hasta el día de hoy, creo que la más grande ha sido aprender a disfrutar, y eso es algo mi mamá se encargo de enseñarme no, con palabras sino con su ejemplo, y cualquiera que la conozca diría lo mismo. Es más mi hermana no me dejará negarlo, una de las palabras-frases que más le reconocemos a mi mamá es “hmm deli”, pero lo más curioso, es que lo utiliza con todo lo que cocina,  especialmente con las ensaladas.

Otra de las cosas que mi mamá me ha enseñado a disfrutar, y creo que mi hermana está igual de agradecida que yo por esto, es enseñarme a disfrutar a mi hermana. Desde que estábamos chicas, mi mamá siempre hizo hasta lo imposible por que estuviéramos juntas, siempre me la “mandaba” de chaperona, y no voy a mentir, al principio no fue muy agradable, tenía compañeras que se reían de mí en la escuela porque mandaban a mi hermanita conmigo. Pero con el tiempo, logré ver la importancia de lo que mi mamá hizo, y hoy yo se que gracias a mi madre, mi hermana es mi mejor amiga y he aprendido a disfrutarla en todo lo amplio de la palabra.

Son tantas las historias que tengo de cómo mi mamá me ha enseñado a disfrutar la vida, que si las sigo presumiendo, acabarán queriéndose robar a mi madre, y lo siento pero soy algo egoísta en ese aspecto. Pero bueno, está bien, compartiré una más.

Si hay algo que me gusta hacer en mis tiempos libres, es disfrutar de una buena historia de fantasía, seres mágicos, mitológicos de otros mundos y dimensiones. El mundo de la fantasía, es un lugar en el cual me encanta pasar minutos y horas para calmarme y pensar (o no hacerlo) un buen rato. Mi mamá me inculco el gusto por las historias y los cuentos. ¿Cómo lo hizo? Contándome todas las noches el mismo cuento que es de su propia creación (bueno, al menos hasta donde tengo entendido). Así que se los comparto…

La Manzana Mágica
(Con algunas alteraciones y cuchara propia)

Érase una vez, en un pequeño pueblo una familia de dos hijas de 10 y 15 años, y unos padres amorosos, avanzados ya de edad. La familia, era muy pobre, pero millonaria en cariño y amor. Pero un día, cayó una tragedia en la familia, y la hija menor, contrajo una horrible y desconocida enfermedad. Al inicio, la pequeña estaba débil, pero estable, pero pasados tres meses, la pequeña empezó a empeorar.

La familia estaba desesperada, y no sabía que hacer. Hasta que un día por la mañana, la hermana mayor salió corriendo de casa, y preguntó puerta por puerta si alguien sabía que hacer. Habiendo llamado en todas las casas, se sentó en una banca a orar, y lloró y lloró amargamente hasta que ya no pudo más. Después de tres horas pasadas, una humilde anciana se acerco, y se sentó junto a ella, preguntando ofreciendo una solución:

“Existe una manzana mágica, en la punta de la montaña, que tiene poderes mágicos que dicen que puede calmar cualquier dolor, y curar cualquier enfermedad. Pero esta manzana no es cualquier manzana, ni tampoco es fácil de obtener. Para llegar a la manzana tendrás que subir a la montaña y no podrás llevar contigo más que lo traes ahora mismo. Tendrás muchas pruebas que superar en el camino, y muchos peligros habrá alrededor de ti. A tu hermana no le queda mucho tiempo, por lo que no debes dejar pasar un solo segundo más.”

Terminando de hablar la anciana, desapareció sin dejar rastro alguno, sin pensarlo dos veces, y sin avisar a su madre, la joven chica empezó a caminar.
Al inicio fue sencillo, ya que encontró una vereda, y era tan sencillo que creyó, que la anciana la había engañado. Después de una hora pasada, se dio cuenta que se había equivocado. Ya que el camino que tomó, la llevo a un gran precipicio. El camino no es fácil, por lo que si es fácil, es por que no es el correcto. Volvió al inicio de la montaña, y de allí volvió a empezar, tomó una ruta nueva, y sin volver a mirar atrás.

Ahora no fue tan fácil, había mucha hoja suelta, no había vereda que subir y el camino era peligroso. La tarde empezó caer, y luego la noche llego, y un paso tras otro, siguió su caminar. Estando ya obscuro, su oído se empezó a agudizar, y escuchó ruidos, rugidos, y murmullos, y hasta el silencio pudo notar. Había miedo en su corazón pero su amor era mayor, su fe movía sus pies y su esperanza su caminar. 

Pasado un corto tiempo, se encontró una serpiente que del camino la quiso desviar; se atravesó frente a ella, y la empezó a rechazar, y a no dejar pasar; pero ignorando la serpiente, poco a poco avanzó.

Después se encontró con una familia de conejos, que bloquearon su camino, sin dejarla avanzar. El problema fue más delante, cuando quiso desertar, por que con lobos de montaña, se tuvo que enfrentar.  Los lobos la miraron, fijamente a los ojos, y aterrada y aterrada rápidamente, retrocedió su caminar. Uno, dos tres, pasos en reversa, cuatro cinco y seis pasos hacia tras, y la manada la empezó a cazar.

Mientras huía recordó a su hermana y a su gran pesar, así que paro los pies en seco, y poco a poco empezó a andar. Viró hacia la manada y los lobos se detuvieron, la observaron por unos minutos y abriéndole camino para que pasara, la acompañaron durante su travesía.

Ya la noche era avanzada, pronto iba a amanecer, y los grandes fieros lobos, se empezaron a apartar. Luego vino obscuridad, y el cielo se nubló,y un rayo alumbro el cielo, retumbando por doquier. El viento había llegado, y de la montaña se apoderó, hizo crujir a toda planta y huir a todo ser. Perdió la noción de tiempo, el espació desapareció, y frustrada y llorando, desconoció su proseguir. Pero pronto calmo su alma y volvió a caminar. 

La joven llegó a la cima, y fue allí cuando la vio, una gran manzana de oro, brillando al final. Entonces dio un par de pasos, y dudó en avanzar, pero sin dudarlo más continuó en su andar. 

Se acercó a la manzana y en sus manos la tomó, luego vio a la humilde anciana, que dulcemente le sonrió. "Muchas gracias", dijo la joven y la Señora se estremeció, entonces cientos de centellas comenzaron a surgir. Luz blanca, violeta y verde adornaron el lugar, transformando a la ancianita en un ángel del Señor.

“Has sido muy valiente, pequeña niña mía, subiste la montaña y lo hiciste por ti misma. Arriesgaste tu bella vida, para salvar la de tu hermana. No te diste por vencida, la perseverancia fue tu aliada. Toma ahora la manzana, y llévala a tu hogar, que es el signo de amor, que hoy salvo a tu hogar. Regresa ahora a casa, que tu madre y padre esperan. Regresa y ve a tu hermana, a quien tu grande fe sanó.”

Ya amanecía y la joven, terminó de descender, corrió a través del pueblo, hasta llegar a su dulce hogar. Para su gran sorpresa, unos brazos la recibieron; que eran los de su hermana, quien la estrechó con mucho amor. Después un par de lágrimas adornaron un dulce gracias, que la pequeña dio a su hermana, con todo su corazón.

Fin.

Así que ya, conocieron la historia, un poco distinta a la original pero igual llena de amor. Así que sólo me queda una cosa… Gracias mami por todo lo que me has enseñado, gracias por que me has enseñado a disfrutar. 

¡Feliz día de las madres!

jueves, 12 de abril de 2012

Inevitable...

El universo se encuentra en un cambio constante, el universo no era el mismo ayer que hoy. Por muy mínimo que pueda ser el cambio, un cambio es un cambio.

Todo, absolutamente todo lo que hacemos afecta al universo. Un ejemplo que alguna ves escuche:

Si tomamos una pequeña roca, de un centímetro de diámetro, y la aventamos a un lago, el lago ya no es el mismo, ya tiene una roca más. Si buscamos esa roca que aventamos, y llegamos a encontrarla y la retiramos del lago, el lago volvió a cambiar.

Cada mínima acción que realizamos por muy pequeña, e insignificante que pueda parecer, ocasiona una reacción en el universo. Nunca hay que subestimar nuestras capacidades y habilidades, lo que uno hace si importa, y si uno hace lo que hace con la intención de que importe, entonces su trascendencia será mayor.

Nadie pasa desapercibido por el mundo. Por lo tanto, hay que alzar siempre nuestra voz, y cuando queramos hacer algo hacerlo. Pero también, hay que tener cuidado, porque por muy pequeña que pueda ser la roca que aventemos a un lago en calma, la roca al tocar la superficie del agua provocará ondas a lo largo y ancho de dónde caiga, interrumpiendo con la tranquilidad del lago.

La intención de este blog, el provocar que alguien quiera leer algo diferente cada día, que los temas de un día y de otro sólo tengan en común la finalidad de despertar la curiosidad por aprender y crecer.

No soy ninguna erudita, no soy un gran sabio, no tengo toda la experiencia necesaria para hablar de todo, pero lo que si tengo y hasta me sobra son las ganas de conocer ¿Por qué? y de compartirlo con los demás.

Ondina